Llegó el día. Se acabó la espera. Llevaba dos días nervioso ante la inminencia del viaje, repasando una y otra vez, mientras daba vueltas por la cama, para dejarlo todo atado. Solo recuerdo ponerme así de nervioso cuando preparaba mis primeras mochilas para ir de campamento con los Scouts, y de eso hace ya muchísimos años.
Y es que no solo he tenido que preparar dos maletas, que no es poco, sino que además desconectar baterías de las motos y el coche, retirar la comida del frigorífico y del congelador dejando las puertas abiertas, cerrar el gas, cortar la llave general del agua y de la luz, dejar la casa lo más limpia y recogida posible, y todo ello mientras quedaba con familiares y amigos que querían verme antes de partir.
Siempre he dicho que lo más difícil cuando uno emprende aventuras de este tipo es cerrar la puerta de casa, y hoy no ha sido una excepción. Cerrar la puerta, echar la llave, santiguarme (soy católico), tomar aire y salir con dos maletas a la calle y es entonces cuando te olvidas de todo,o casi todo, porque ya estas de viaje.
Hoy vuelo a Barcelona y mañana partimos en coche hacia Berlín para llegar el lunes por la noche o el martes temprano. No hemos decidido ni mirado la ruta a seguir, tampoco donde ni como vamos a dormir, y eso me encanta. Que el propio viaje nos marque el ritmo.
Ayer una amigo me decía: “No sabes lo feliz que me siento por ti. Sé que hace mucho años que deseas hacer esto. Ha llegado tu momento, disfrútalo.”
Ha llegado mi momento!!!
Sigo…
4 comentarios
Mucha suerte pirulo¡¡que envidia¡¡¡ojala algún día pueda irme yo¡¡un besote y suerte¡¡muchas fotos¡¡¡
Gracias Olga. Lo voy a dar todo!!!
Para el próximo Pekín Express ….ya sabes…me llamas y allá que nos vamos….. Es una suerte poder hacer lo que estas tu haciendo ahora….así que Adelante y Buena Suerte!!! Besossss loco….
Gracias Tania. Y la suerte tambien se busca… muack