Cuando la calma es absoluta, el aire parece contener algún tipo de somnífero que nos impide madrugar.
Empezábamos el día y ya íbamos tarde. Nuestro propósito de embarcar a primera hora se acababa de esfumar con tan solo abrir los ojos.
Una vez en Algeciras fuimos conscientes de que no teníamos un mapa de carreteras de Marruecos. Recorrimos varias gasolineras y un centro comercial y no lo encontramos, así que tocaría improvisar una vez allí.
Compramos billetes para el barco que saliera antes y fueran más baratos. Viajamos con Balearia y pagamos 126 € i/v. La vuelta la dejamos abierta porque no teníamos claro cuando volveríamos.
Así fue cómo en un par de horas nos encontramos en el puerto de Tanger Med sin saber como llegar a Asilah.
Salimos del puerto después de los controles de rigor y circulando en dirección a Tanger comenzamos a ver carteles que indicaban nuestro destino. Esto no supuso mayor problema porque existe una autopista de pago que recorre el Este de Marruecos, el problema ahora era como pagar el peaje. Nos habían dicho que en los peajes no se aceptan tarjetas de crédito y no teníamos un solo dírham. Paramos en una gasolinera, de las pocas que hay, con la esperanza de que tuvieran cajero automático, pobres ilusos. Pero la buena voluntad hizo que pudiéramos cambiar en la cafetería del establecimiento, por supuesto quedándose con su comisión.
Ya estábamos listos para llegar a Asilah.
La noche anterior buscamos vía Booking donde poder dormir en este pueblo. Un hostel agradable, con baño compartido, limpio y bien situado. Aquí estuvimos al final dos noches y fue donde nos timaron por primera vez.
Estábamos cansados pero ansiosos por descubrir por fin como respiran las calles de Marruecos.
Caía la noche y Asilah parecía despertar de una larga siesta a la espera de que refrescara el aire. Las calles bullían de animación. Nos sumergimos en su paseo marítimo en busca de los alrededores de la medina para buscar algo para cenar, estábamos hambrientos.
Tagin, cuscus y una especia de pinchitos fueron nuestros primeros pasos en una rica y poca variada gastronomía marroquí.
Estábamos en Marruecos, un país tan cercano y tan lejano. Mitos, leyendas y muchos miedos infundados a los que habíamos venido a desmitificar.
Sigo…